¿Quién me mandó a meterme en esto?

Siempre he tratado de estrujarme en la cara eso de la disciplina, para ver si se me queda algo en mi personalidad. Siempre escucho gente matándose haciendo ejercicio, diciendo que es un “estilo de vida”, o hasta saliendo con la barrabasada esa de “es mi metabolismo, yo como y no engordo, mi cuerpo es así”. Señores: si en ese momento Thor me manda su martillo, yo me vuelvo el Dios del anti fit y ahí mismo lo siembro.

No les puedo negar que hacía los intentos de llevar una vida activa: empecé a correr, me puse en un gimnasio a dos pasos de mi casa… pero mi otro yo empezó a pautar reuniones a la misma hora que el entrenamiento y “mi trabajo iba primero”.

Resulta que hace un año dizque que me puse en eso. Ahora echando páginas para la izquierda en mi cabeza no recuerdo cuál haya sido el motivo –lo mas probable fue un botón del pantalón que le sacó el ojo a alguien–. Es ahí donde escuché de Body Ignition, un gimnasio personalizado donde puedes hacer pesas y conocer a los “macros”, con los cuales hoy llevo una relación muy parecida a la de los mortales con los mutantes de X-Men: me explican los Yoda del fit que el cardio es importante y las pesas son vitales, pero la alimentación es como el Profesor X, lo que mantiene todo en su lugar y hace que se note el cambio.

«Me explican los Yoda del fit que el cardio es importante y las pesas son vitales, pero la alimentación es como el Profesor X, lo que mantiene todo en su lugar y hace que se note el cambio.»

Para poder conocerlos mejor, Hamid, mi entrenador, me enseñó la cantidad de macros que debía consumir diariamente, con el fin de que en algunas décadas empiece a verme como un modelo de Calvin Klein se viera a los 10 años luego de hacer la campaña.

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Los beneficios de contar macros

Este método tiene muchos beneficios para los amantes de la comida; estos son algunos:

  1. Puedes comer lo que quieras, siempre y cuando no te pases de la cantidad de gramos que te asignan –o sea, te puedes abrochar un señor jambergue, pero procura no coger ni aire por el resto del día–.
  2. Para los que quieren practicar su matemática y no se quedaron en completivo como yo, es un éxito… apenas tienes que aprender a contar y pesar la comida.
  3. Puedes darte tus tragos sociales, siempre y cuando tomes en cuenta el aporte de calorías y restarlas
    del consumo de grasas del día –aquí viene nuevamente lo de practicar la matemática–.
  4. No existen los cheat meals, porque nada está prohibido dentro de la alimentación.
  5. Tienes una gente dándote boches constantes y poniéndole ITBIS a las pesas.

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[Agregar banda sonora de Rocky Balboa mientras leen] Llegué a la conclusión de que todo requiere paciencia, que hay veces hay que decirle que no a la copa de vino y saludar la botellita de agua, que el no ponerle el extra queso a la pizza marca la diferencia en el tiempo. Siempre trataremos de estar mejor, de pellizcarnos en algún lado y encontrar un chicho mal puesto… pero lo importante es que, aunque ni de lejos tengas cuadritos, estás haciendo algo al respecto. Como consuelo me digo que cuando esté como Joe Manganiello, él ya estará barrigón y el mundo seguirá alineado.