Maenadas

Cuando me mudé a mi nueva casa, la cocina duró varias semanas hecha un desastre. No tenía la posibilidad de sentarme a organizarla como se debía. Sencillamente, el tiempo no me daba, pero el reguero constante me estaba afectando. Ahí fue que entendí el gran valor de un servicio como el de Casa al Día. Ellas vinieron y arreglaron todo.

Ahora, yo soy honesto con eso. A todo el que viene a mi casa y la ve tan arregladita le hablo sobre todas las personas que han ayudado a que esté y se mantenga así. Imagínense que, aparte de dirigir una empresa y tener una vida social y una vida familiar y ejercitarme y dedicar tiempo a mi aprendizaje, la sociedad también me exigiera tener la casa perfecta. Bueno, esa locura es exactamente lo que le pedimos nosotros a las esposas y madres y amas de casa. Y como nos encanta la competencia y ser pasivo-agresivos y hacer que el otro se sienta menos para nosotros sentirnos más, muchas personas no suelen revelar los servicios que permiten que nuestra vida parezca tan perfecta desde fuera.

Tenemos que ser más sinceros con nuestro backstage

Eso hay que cortarlo. Usted no es Beyoncé para decir que you woke up like this. Por la salud mental propia y de quienes nos rodean, tenemos que ser más sinceros con nuestro backstage. Vivimos en una constante competencia inconsciente, y eso se debe a que no mostramos todo el esfuerzo que requiere esa supuesta vida fabulosa.

Por eso, les voy a proponer lo siguiente: dejen de esconder a sus suplidores. ¿Usted vive tirando tela como la más Dua Lipa? Entonces diga la verdad: puede que el 70 por ciento de lo que usted se pone es o regalado o alquilado o vino por intercambio, y que usted use un estilista. ¿Trabaja 10 horas al día, se ejercita siete veces por semana y aun tiene tiempo de tener unos arreglos florales fabulosos que hasta parecen maridados con la botella de vino que se está tomando en esa Story? Diga la verdad: dé el número de su florista y agradezca al sommelier que le hizo un plan de suscripción y le manda tres botellas por semana, para que pruebe nuevos vinos echavainísticos. ¿Una sala con una decoración espectacular? Dele al botón y póngale la etiqueta de Instagram a su interiorista.

¿Por qué? Porque esta es una situación de doble vía: primero, al no hablar sobre los servicios de estos profesionales, los estamos subestimando. Segundo, porque también estamos subestimando la gran labor de edición, selección y casi curadoría que realiza una persona cuando escoge un suplidor y le comunica su visión. Ejecutar y crear, requiere mucho talento, pero elegir también. Por eso, si comparten sus suplidores, están hablando de su criterio y buen gusto… y sobre todo, están haciendo un regalo a la salud mental colectiva de sus seguidores en Instagram.

Pero me voy más lejos. Yo he vivido casos, profesionalmente, donde algunas personas no quieren ni pasarme el número de sus suplidores. Señores: ya hay tanto acceso a la información que esos nombres no permanecen escondidos mucho tiempo. Hay mucha gente talentosa abriéndose campo, y esos trabajos aparecen etiquetados como portafolio tarde o temprano en Instagram. Por eso, yo con tranquilidad doy el nombre de mi florista, de la imprenta donde hacemos las invitaciones, del fotógrafo, de quien sea… porque estoy claro de que el común denominador de todas esas ejecuciones es la relación que hay entre ellos y yo. Es una plena colaboración donde compartimos nuestra visión y la inteligencia logística para lograr una buena producción.

O imagínense que un suplidor puede tener miles de productos en su catálogo, pero es el buen gusto del cliente lo que hace que salgan esas agujas del pajar.

Démosle valor a nuestro gusto, a nuestro criterio, a nuestra visión

Todos nosotros tenemos que estar al tanto de cuánto vale un servicio, y apreciarlo y darle su mérito. Los servicios tienen un costo hasta más alto que los bienes, porque requieren aprendizaje, innovación, investigación. Pero también tenemos que estar al tanto de cuánto vale nuestro criterio.

Así que, no digan “I woke up like this” y escondan todo debajo de la alfombra. Digan “I woke up con este lewk en mente y Fulana con su varita mágica me ayudó a conseguirlo”. Démosle valor a nuestro gusto, a nuestro criterio, a nuestra visión, a la manera de emplear nuestro tiempo limitado de la forma más inteligente posible. Eso hace toda la diferencia.

Maenadas

La temporada navideña está hecha para inventarse cualquier excusa para brindar con amigos –incluyendo hasta los amigos imaginarios–. El punto es brindar, y eso fue exactamente lo que hice con un grupo de amigos hace unos días.

Hace unas semanas le presentamos a nuestro cliente El Catador un concepto que llamamos Cata en casa: buscar personas que estuvieran dispuestas a invitar un grupo de amigos a su guarida, para que en una combinación perfecta el anfitrión convocara los invitados y El Catador pusiera la bebida –como debe ser–.

Me gusta fungir de conejillo de indias con las ideas nuevas, a modo de ver si hay algún punto a perfeccionar para aplicarlo a los demás. Resulta que la velada quedó mejor que una Noche Cultural –ese era el evento que hacíamos todos los años en el Lux Mundi–. Entre los inventos de la noche se nos ocurrió, ya que es la época de COMEEEER, llamar a Vita para que nos preparara un menú ligero; junto a Chef Liza salieron cinco platos que causaron tanta sensación que sorprendentemente no nos hicieron falta el puerco, el puré de batata ni los pasteles en hoja.

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[EL MENÚ DE VITA Y LIZA]

Crostinis de queso ricotta, mermelada casera de piña, miel orgánica y aceite de trufas

Lasaña de zucchini con queso de cabra, pollo y Vita-pesto

Ensalada de sandía, queso feta, aceitunas negras y menta

Rollitos de primavera rellenos de vegetales y salsa de mantequilla de almendras y tamari

Tacos crudiveganos hechos a base de nueces con crema agria vegana, guacamole de la casa y pico de gallo

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Confieso que hice mi listado de invitados muy estratégicamente por más de una razón: el HeladoDude llegó personalmente con dos tanques de helado, uno de Bobby original y otro de dulce de leche.  Quienes los han probado saben lo difícil que es querer compartirlos.

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La cata, que inició a las 8:00 de la noche, fue impartida por Federico Díaz.  Aquí les dejo con el orden de las bebidas que fuimos catando.

[D. Pedro Albariño]
Vino de la denominación de origen Rías Baixas de la uva albariño, llamado así en honor al guerrero gallego don Pedro Madruga. Su etiqueta está diseñada por Piero Fornasetti, un creador italiano conocido en nuestra media isla por sus icónicos platos decorativos. Sé de muchos que aunque esa botella tuviese aguarrás dentro, la comprara solo por la apariencia, pero les aseguro que este vino es calidad por fuera y por dentro. Y claro, definitivamente esa botella se ve lindísima arriba de cualquier mesa.

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[Marqués de Murrieta]
Bodega más antigua de La Rioja, fundada en 1852, y la primera en exportar vinos al extranjero. Su fundador, don Luciano Murrieta, recibió el rango de Marqués de parte del rey Amadeo de Saboya en honor a su labor comercial en La Rioja. Su celebrada finca, con el Castillo de Ygay, es símbolo de excelencia y tradición familiar. Este fue uno de mis favoritos de toda la noche.

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[Pesquera]
Don Alejandro Fernández es de los bodegueros más famosos que existen, ya que su familia fue la primera en la Ribera del Duero en recibir un puntaje alto de Robert Parker, el reconocido catador de vinos y para colmo, la persona que implementó el exigente sistema de puntos. Así esta casa puso la Ribera del Duero en el ojo de todos los catadores y aficionados de vino del mundo.

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Luego de disfrutar de estos ejemplares, nos movimos a un sofá, levantamos los pies y terminamos viendo a los angelitos –bueno, los del show de Victoria’s Secret–.

Les puedo confesar que la noche fue fluyendo de manera increíble, y no por los efectos del vino, sino porque todos conversamos. Me di cuenta de cómo de vez en cuando debemos invertir el tiempo en seguir conociendo y fomentando nuevas amistades, y excusas como esta son perfectas para lograrlo. Para mí este es el verdadero espíritu navideño: poder compartir de una manera casual, producida o improvisada, pero compartir.

Fotos: Emilio Rodríguez