La temporada navideña está hecha para inventarse cualquier excusa para brindar con amigos –incluyendo hasta los amigos imaginarios–. El punto es brindar, y eso fue exactamente lo que hice con un grupo de amigos hace unos días.
Hace unas semanas le presentamos a nuestro cliente El Catador un concepto que llamamos Cata en casa: buscar personas que estuvieran dispuestas a invitar un grupo de amigos a su guarida, para que en una combinación perfecta el anfitrión convocara los invitados y El Catador pusiera la bebida –como debe ser–.
Me gusta fungir de conejillo de indias con las ideas nuevas, a modo de ver si hay algún punto a perfeccionar para aplicarlo a los demás. Resulta que la velada quedó mejor que una Noche Cultural –ese era el evento que hacíamos todos los años en el Lux Mundi–. Entre los inventos de la noche se nos ocurrió, ya que es la época de COMEEEER, llamar a Vita para que nos preparara un menú ligero; junto a Chef Liza salieron cinco platos que causaron tanta sensación que sorprendentemente no nos hicieron falta el puerco, el puré de batata ni los pasteles en hoja.
[EL MENÚ DE VITA Y LIZA]
Crostinis de queso ricotta, mermelada casera de piña, miel orgánica y aceite de trufas
Lasaña de zucchini con queso de cabra, pollo y Vita-pesto
Ensalada de sandía, queso feta, aceitunas negras y menta
Rollitos de primavera rellenos de vegetales y salsa de mantequilla de almendras y tamari
Tacos crudiveganos hechos a base de nueces con crema agria vegana, guacamole de la casa y pico de gallo
Confieso que hice mi listado de invitados muy estratégicamente por más de una razón: el HeladoDude llegó personalmente con dos tanques de helado, uno de Bobby original y otro de dulce de leche. Quienes los han probado saben lo difícil que es querer compartirlos.
La cata, que inició a las 8:00 de la noche, fue impartida por Federico Díaz. Aquí les dejo con el orden de las bebidas que fuimos catando.
[D. Pedro Albariño]
Vino de la denominación de origen Rías Baixas de la uva albariño, llamado así en honor al guerrero gallego don Pedro Madruga. Su etiqueta está diseñada por Piero Fornasetti, un creador italiano conocido en nuestra media isla por sus icónicos platos decorativos. Sé de muchos que aunque esa botella tuviese aguarrás dentro, la comprara solo por la apariencia, pero les aseguro que este vino es calidad por fuera y por dentro. Y claro, definitivamente esa botella se ve lindísima arriba de cualquier mesa.
[Marqués de Murrieta]
Bodega más antigua de La Rioja, fundada en 1852, y la primera en exportar vinos al extranjero. Su fundador, don Luciano Murrieta, recibió el rango de Marqués de parte del rey Amadeo de Saboya en honor a su labor comercial en La Rioja. Su celebrada finca, con el Castillo de Ygay, es símbolo de excelencia y tradición familiar. Este fue uno de mis favoritos de toda la noche.
[Pesquera]
Don Alejandro Fernández es de los bodegueros más famosos que existen, ya que su familia fue la primera en la Ribera del Duero en recibir un puntaje alto de Robert Parker, el reconocido catador de vinos y para colmo, la persona que implementó el exigente sistema de puntos. Así esta casa puso la Ribera del Duero en el ojo de todos los catadores y aficionados de vino del mundo.
Luego de disfrutar de estos ejemplares, nos movimos a un sofá, levantamos los pies y terminamos viendo a los angelitos –bueno, los del show de Victoria’s Secret–.
Les puedo confesar que la noche fue fluyendo de manera increíble, y no por los efectos del vino, sino porque todos conversamos. Me di cuenta de cómo de vez en cuando debemos invertir el tiempo en seguir conociendo y fomentando nuevas amistades, y excusas como esta son perfectas para lograrlo. Para mí este es el verdadero espíritu navideño: poder compartir de una manera casual, producida o improvisada, pero compartir.
Fotos: Emilio Rodríguez