¿Quién me mandó a meterme en esto?

En septiembre de 2016 una amiga me llamó para decirme: «¿Por qué no corremos el medio maratón de Nueva York el próximo marzo?». Para quienes no saben, un medio maratón tiene 21 kilómetros. Para quienes tampoco saben, yo tengo un archivo de gavetas mentales llamado «Preguntas sin sentido y que no se parecen a Maeno», y ahí mismito metí esa pregunta después de darle un trancón al teléfono.

Pero entonces dos cosas me llegaron a la mente: a mí me encanta la competencia, y mi competidor más exigente soy yo mismo. Cada día culpamos al tiempo por nuestras metas inconclusas, y yo estaba entrando en una etapa en donde no tenía tiempo ni para ponerme producto en este cabello. Pero donde comen dos comen tres, y por eso me pregunté: «¿Y qué te impide agregar una tarea más, la de cumplir ese gran reto personal?».

Aparte, en ese momento en mi familia estábamos pasando por un momento difícil: a mi papá le habían encontrado unos coágulos en las piernas, un diagnóstico muy peligroso. Estuvimos muy preocupados durante varios días hasta que finalmente lo vimos recuperado. El doctor nos explicó que la causa principal de esa afección es la falta de actividad física y cardiovascular.

En ese momento tomé el teléfono, llamé a mi amiga y le dije: «¿Por qué no?».

Como buen nerdo, me puse a investigar todo lo que necesita para correr adecuadamente: saber lo que es el «pace», que todas las corridas que no son de 42 kilómetros se llaman «carrera», que cada kilómetro que yo recorriera iba a ir dedicado a mi papá. De esta experiencia, que terminó cruzando la meta hace unos días en Nueva York, saqué cinco razones para que todo el que quiera retarse se anime a seguir estos pasos –¿vieron lo que hice ahí?–.

[1] La competencia no es con los demás, sino contigo mismo
Muchas personas –incluyendo a Maeno Pre-Fit– te preguntan cuál es la necesidad de hacer un medio maratón. ¿Premian al primero en llegar? ¿Ganas dinero? ¿Te vas a desbaratar el cuerpo para dejar las rodillas en la talvia? Yo ahí les respondía: lo importante de esta experiencia es que no estás compitiendo con otros, aunque hay miles de personas a tu lado, sino contigo mismo, pues tú sabes hasta donde pedirte y qué exigirte.

Yo encontré un equilibrio, y no me exigía más de lo que sabía que podía dar. Mis expectativas eran de hacerlo en 2h40; lo acepté y arranqué. Corrí a mi paso, no me exploté y no dejé las rodillas en la talvia –yo les hablaba y les decía que se portaran bien, que no iba a maltratarlas–. Ese día en Nueva York terminé en 2h28. Con esa satisfacción personal gané algo más valioso que el dinero: gané la posibilidad de felicitarme a mí mismo.

[2] Corre en grupo… pero no en una secta
Hacer las cosas con un grupo de amigos siempre es favorable. Para este entrenamiento creamos un grupito que apodamos El Casino –porque al principio barajábamos mucho–. Creamos el respectivo grupo de WhatsApp, nos veíamos en todos los entrenamientos y creamos muy buena química. Todos estábamos en la misma página en cuanto a no dejar de brindar con El Catador y que íbamos a gozarnos la experiencia, cada quién manejándola según le funcionara mejor.

Al momento de correr siempre trataba de hacerlo solo, porque acompañado quería darle más rápido y no me concentraba o me ponía a hablar. Así que, por eso decidí encontrarme con mis amigos al inicio y de ahí Maeno cogía su ritmo. Eso fue lo que mejor me funcionó.

Los sobrevivientes: María Alejandra De Moya, Josie Estrella de Dhimes, Raul Santaella, Rochelle Vicente, yo, Mónica García y Dominique Barkhausen

[3] Tener un buen entrenador que use el silencio como arma letal
Yo estaba cogiendo fresco cuando estaban repartiendo paciencia al momento de yo llegar al mundo. Se me hace muy difícil entender que las cosas toman su tiempo, y esto lleva a que a veces me canse fácil de algo cuando no veo el resultado esperado. Por eso debo agradecer a mi entrenador, Raúl Santaella, quien me enseñó que las cosas se dan poco a poco, y que para llegar a un objetivo hay que empezar pequeño e ir avanzando. Durante todo el entrenamiento, él aguantó mis crisis de la mejor manera que se puede tratar a una persona acelerada: ignorándome. Yo cogía mis piques al principio, y él con su ley del silencio.

Mi primera carrera importante fue una de 10 kilómetros en octubre. Pensé que eso era lo más grande y que el mundo se me iba a acabar, pero… cuando hice mi último fondo –esa palabra se usa para las corridas largas en preparación para una carrera–, lo único que me dijo Raúl fue: «¿Qué diría el Maeno de septiembre si viera lo que acabas de lograr?». No tuvo que decir nada más.

[4] De repente, «disciplina» es tu palabra favorita
Al momento de compartir una experiencia no solo hablo del resultado final, sino también el proceso. Vivimos en un mundo donde solo cuenta la parte bonita de una meta lograda, sin explicar cómo llegamos ahí –lo siento, Beyoncé, pero eso de «woke up like this» es mentira–.

Mi proceso de entrenamiento fue muy duro, sobre todo porque no soy muy dado a la actividad física y mi trabajo solo me permite entrenar en la mañana, pues los eventos de los clientes son de tarde y noche. Comencé levantándome a las 5:30 de la mañana para ir al Mirador los lunes, jueves y sábado, y entrenando con pesas a las 6:00 de la mañana los martes, miércoles y viernes. A eso había que sumarle el hecho de que los viernes tenía que dormirme súper temprano, para poder estar descansado el sábado, y no tomar ni comer nada pesado para no afectar mi desempeño. Como se podrán imaginar, todos los coros, actividades y juntaderas eran los viernes, y por un momento pensé que era una conspiración en mi contra.

Y claro, no faltó el bullying de la gente que te pone cara de «tú eres uno de esos» cuando les dices que estás entrenando para un medio maratón.

Pero nada de eso pudo contra mi determinación. Yo escogí esta experiencia para demostrarme a mí mismo que se puede conseguir disciplina dentro de la comodidad; para demostrarme que no estaba corriendo, sino entrenándome a mí mismo para poder llevar una rutina; para sentirme bien conmigo mismo y saber que una salida social perdida no es el fin del mundo.

[5] Te pones en el chasis
No hay forma de ponerlo bonito: correr te seca. Yo me consideraba «de huesos grandes» –con eso maquillaba mi amor por la pizza–. Resulta que te sientes tan bien contigo mismo cuando ves tu progreso, que ese es el real pepperoni encima del queso.

Lo importante fue saber lo que quería. Yo no soy Zac Efron ni iba en búsqueda de serlo, pero aprendí que es importante que, ya que correr consume la masa muscular, hay que entrenar con pesas y consumir proteínas –o sea, hay que comer mucho, pero no necesariamente pizza y conflé–.

Para concluir, y sé que las fotos hablan por mí: me gocé esa experiencia. Me sentí el rey del mundo cuando corrí por las calles de Nueva York. Sentía que habían cerrado Times Square para mí, como la escena esa de Vanilla Sky. Ver personas de todas las edades compitiendo con ellos mismos y ver la cara de personas que quiero siguiéndome en el camino fue increíble, pero también tuve la mejor satisfacción de todas: llegar a la meta y decirme a mí mismo, con orgullo, «¡Te gané! Confié en ti… ¡y no me defraudaste!».

¿Quién me mandó a meterme en esto?

Desde que iniciamos con Start Young siempre hablamos de tener todo tipo de expositores. El tema de tener un dominicano radicado en el extranjero siempre fue una meta, y este año, por unanimidad, decidimos invitar a Fernando García, quien con apenas 29 años es el co-director creativo de Oscar de la Renta y tiene su propia firma, llamada Monse.

No tenía el placer de conocerlo, pero en esta isla saber quién conoce a quién no es tarea difícil. Empecé a investigar y a través de una amiga en común tuve el primer acercamiento, para explicarle todo lo que era Start Young. Inmediatamente aceptó y estuvo a nuestra disposición, solo quedaba cuadrar las fechas y todos los detalles del evento.

En el momento en que decidimos contactarlo, Fernando estaba a cargo de Monse. Sin embargo, dos meses antes del evento abro Instagram y veo la siguiente noticia: “Laura Kim y Fernando García son nombrados directores creativos de Oscar de la Renta”. En ese momento casi pierdo el control del vehículo y le escribo al equipo en el grupo de Start Young: “Fernando no viene, ya volvió a Oscar de la Renta, él no va a tener tiempo”. Pero como rendirme no está en mi vocabulario, inmediatamente me comuniqué con su directora de relaciones públicas, quien me dice que todo sigue en pie, con un “Maeno, don’t worry, Fernando will be there on November 11”.

Eso me dejó semi-tranquilo, pero cuando quieres algo tienes que demostrar lo importante que es para ti y comprometer a los demás en esta misión. Así fue como en 48 horas cogí el vuelo Delta 403 con destino a Nueva York y #Alkasamellevó a poder reunirme en persona con Fernando García y disfrutar del desfile de Monse en el marco de la semana de la moda de Nueva York. Ahí le dejé bien claro que habían cuatro muchachos que lo estaban esperando para que contara sus experiencias por primera vez en su tierra.

Fernando García y Laura Kim en el desfile de primavera 2017 de MONSE
¿Cómo no tirarme mi foto con la leyenda Iris Apfel?

Luego de este viaje quedé en contacto con él y su equipo. Ahí pude conocer a su hermana Laura, quien fue mi contacto en todo momento, y quien nos ayudó y se tomó este proyecto como si fuera parte de los fundadores de Start Young. Nos ayudó con todos los materiales audiovisuales y con las fotografías. Ella me decía: “Maeno, coge el teléfono y llámalo”.

La experiencia fue enriquecedora, no porque estábamos frente a un dominicano que había triunfado y es una promesa de seguir, poniendo a los dominicanos en alto, sino porque no fue divo, no pidió un camerino con Perrier Jouet y chocolates traídos de Brujas, sino que apenas pidió cuatro sillas para que su papá, su mamá y sus dos hermanas pudieran presenciar su conversatorio. Esto es lo verdaderamente valioso de la vida, el olvidarse por un minuto la calidad de la seda y sí recordar la importancia de la humildad.

Maeno en nervios y Fernando en pose
Arrancaron las preguntas
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Fernando mientras abraza a Rochelle Vicente, una de las organizadoras de Start Young
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Sus padres: Fernando y la «Monse» original
Fernando junto a Ramón Emilio Jiménez y este-quetaqui, y luego con María Conchita Arcalá
Junto a las hermanas María y Sarah De Moya, y con Rosanna Rivera, directora de revistas de Listín Diario

Fue ahí donde empezó todo, y aprendí cómo muchos creen que las cosas salen fáciles. Existen algunos que al minuto de coger una tijera o dibujar un pantalón entienden que ya saben, o que porque saben poner flores, hacen eventos. Él supo identificar su talento y aprendió con el mejor, el mismo Oscar de la Renta. No dejo de intentarlo hasta perfeccionar un drapeado, nos explicó que todo lo que él diseñaba era con el fin de que su mentor estuviera contento con el trabajo final. Y cuando decide coger su propio camino, se dio cuenta las cosas que necesitaba para triunfar y ahí entra en la ecuación su socia Laura Kim, su complemento. Seguro son dos nombres que el mundo escuchará por muchos años más.

Aquí les dejo con media hora de conversatorio con Fernando García en Start Young 2016.

Fotos: FotoRuido | Vídeo: TimeCode

¿Quién me mandó a meterme en esto?

La paciencia es una virtud no muy dada a desarrollarse en mí. Cuando le digo a los clientes que para tener éxito el tiempo es vital, trato también de convencerme a mí mismo al momento de decirlo. Hoy puedo comprobar lo fascinante que es ver crecer un proyecto donde pones el corazón y termina siendo más grande que tú. Ese proyecto tiene el nombre de Start Young.

Empezó como una idea pequeña para que cuatro jóvenes pudiéramos inspirar a otros. Pero sobre todo, también contar esas historias que los filtros de Instagram no permiten ver, viviendo en un mundo donde las imperfecciones no se enseñan, y solo se puede compartir el selfie número 15 luego que ya pasaste por el proceso de Facetune y VSCO.

El pasado sábado reunimos 400 personas a escuchar sin interrupciones, con carcajadas, aplausos, llanto y mucha energía a los protagonistas de grandes proyectos y de muchos seguidores. Sin embargo, como toda historia tiene un principio y un proceso, no nos interesó saber el resultado final, sino cómo llegaron.

Luego de un viernes llenos de ensayos y de un montaje mucho más complejo que el año pasado, me dormí a la medianoche para estar en pie a las seis de la mañana, llegar al hotel y empezar la jornada. Nunca subestimen los nervios de un coordinador de eventos cuando no solamente te contratan para hacerlo, sino que también eres parte de los organizadores. Me senté en una silla, supe que no había más nada que hacer y arrancó el evento.

La mañana inició con María Conchita Arcalá, con su exposición titulada Tropieza cayendo hacia delante. Ahí aprendí que luego de llegar a un punto en tu carrera debes coger los proyectos que te apasionan, porque si no lo haces no pones el mismo empeño, por más que tu mente te lo exija. Aprendí que no todo se comparte en las redes sociales, y que cuando das un servicio, al no ser tangible tienes que saber valorarlo.

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Karina Chez me enseñó a ver las cosas a otra escala, a entender desde muy por encima la importancia del planeta, y que un dolor de cabeza por el atraso de imprimir una invitación no se compara a los cientos de problemas que está viviendo el mundo.

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Luis Delgado es más que un arte en una camiseta: es el tomarse un tiempo para leer una frase y saber lo inteligente, sencilla y poderosa que puede ser, y a la misma vez sacarte una sonrisa.

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Lil Peláez me robó todos los chelitos. Tener el coraje de decir la verdad, de no aparentar lo que no se es y de luchar solo trabajando, para demostrar que un error no hace la esencia de una persona. Que una familia unida puede más que todo y que, al final del día, hay que agradecer lo que te da la vida, porque tú eres el que toma la decisión de qué hacer con eso, sea usarlo para tu beneficio o para tu derrota.

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Massiel Almonte y Claudy Guzmán son la cara detrás de Yokomo. Un balance perfecto entre lo creativo y lo lógico, pocas veces he conocido un equipo que se complemente tanto para lograr el éxito. Utilizar oportunidades de actualidad para lograr ventas es una de las estrategias que más admiro, y en su caso, entendieron que para vender sushi no solo tienes que hablar de Japón.

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Daniel Dalet y Abel Gonzalez tienen en sus manos el mejor aceite de coco del mundo, pero eso no quiere decir que inmediatamente ya tenerlo te hace grande. Aprendí que hay que intentar, y después de intentar, seguir intentando. Su producto Solococo se vende en la cadena de alimentos orgánicos más grande de EEUU, WholeFoods, pero lograron esto rompiendo los esquemas y haciendo lo que les dictó el corazón: enviaron una caja al presidente diciendo las palabras más claras y sencillas que se puede decir de un producto: “Este es el único aceite de coco del mundo hecho a mano. Pruébelo”.

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Laura Amalia Fernández de Caramella fue una de mis favoritas, porque me identifiqué mucho con ella. Entendí que no hay que ser un duro en matemáticas para triunfar en la vida… es más, ni siquiera hay que ser un duro cocinando para hacer dulces. Lo que hay es que tener constancia y creatividad. Ella empezó quemando brownies y hoy sus dulces son venerados por todos los que los probamos una sola vez.

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Al mediodía tuvimos un panel moderado por José Martín Morillo, quien con su gran sentido del humor, que complementa a la perfección con su gran profesionalidad, dio paso a cuatro expositores que estuvieron dando charlas el año pasado, para esta vez dirigir un panel sobre la persona detrás de cada marca.

Ahí estuvo Giovanni Bonarelli, un padrino de Start Young desde el principio, quien siempre nos abre las puertas para darnos un consejo y un apoyo. Lo que más me impresionó de su gran liderazgo fue como demostró que un apellido no necesariamente es lo que hace estar detrás de una marca, sino el amor y el trabajo hacia ella. Ahí te das cuenta de que los mejores ingredientes para Pizzarelli no son el queso y el tomate, ni ese increíble pepperoni de la Pepperonissima, sino el tocar vidas con una sonrisa o rodearte de expertos en cada una de las áreas para lograr un resultado sin desperdicios.

Una de mis compañeras en este proyecto, Dominique Barkhausen, renunció a su nombre para convertirse en Vita, e inspiró a cada uno de los que estábamos ahí cuando explicó que no es bueno confundir el bienestar o lo saludable con los cuadritos, que aplaude a la mujer con la figura que le tocó y cómo alimentarla correctamente, pero nunca obsesionada a no ser feliz con lo que tiene. Mis otros compañeros, Hamid y Luis de BodyIgnition, me enseñaron cómo puedes vender un producto usando el humor y la creatividad, conectando con tu público y siendo más que dos mancuernas.

Freddy Jana dejó a todos con la boca abierta, con 10 minutos sin desperdicios donde nos demostró la diferencia de cuando haces las cosas con la cabeza y no con el corazón.

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Luego del almuerzo pasamos a seguir escuchando historias y empezamos la tanda de la tarde con Erik Malmsten. Tuve el privilegio de escuchar su historia mucho antes de Start Young, y fue cuando le dije: “Tú tienes que compartir esto”. Me enseñó que lo importante es tener una meta. En su caso era un motor, y trabajó hasta salir montado en él.

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Mike Alfonseca le dio mucho mas sentido a la palabra “Espectacular”. Me enseño a dejar a los clientes con la boca abierta, pero saber explicar que una gran idea no se copia, sino que se transforma.

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Andrés Augusto Aybar subió a ese escenario con algo muy claro: la importancia de inspirarse de los demás. Habló de cómo la admiración por el gran diseño le dio fuerza para él hacer lo mismo, plasmando un estilo y dejándole a sus clientes una gran experiencia.

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De Nashla Bogaert aprendí que cuando se quiere, se puede. No hay obstáculos que no se puedan romper si tienes la meta clara. De un carro público a poder ser una de las personas más valoradas por su talento y su gran dominio de comunicación a un público que necesita un lenguaje honesto, creativo y sincero.

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Los Bocao subieron casi finalizando el evento, y en ese momento fue que a todos nos dio hambre. Son un dúo comprometido con la excelencia, y más que nada, con la calidad. Aprendí que muchas veces es mejor guardar el comentario negativo y nunca vender tu contenido, y también saber buscar un ingreso que nunca ponga en riesgo tu libertad de expresión.

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Terminamos el evento con un conversatorio que tuve junto a Fernando García, un dominicano co-director creativo de Oscar de la Renta y de su propia firma, Monse. Aprendí que no es el tigueraje lo que te hace triunfar, sino que el verdadero truco es no parar de trabajar, ser el primero en llegar y el ultimo en irte.

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Start Young terminó y yo me paré de esa silla con ganas de hacerlo todo, mudarme de oficina, hacer una nueva estrategia de negocios, montar otra empresa, ser Superman. Pero luego, a los 10 minutos me volví a sentar y me dije que lo importante es disfrutar cada una de estas historias y poco a poco ir aplicándolas como si fueran consejos en mi disco duro cada vez que se me presente la oportunidad.

¡Hasta 2017!

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Fotos: FotoRuido

Abul Santo Domingo

Conocer un lugar por primera vez me causa una felicidad tan grande que me salen muelas nuevas para poder tener una sonrisa más grande y por más tiempo, sin importar qué tan lejos o cerca esté de mi cueva en Naco. Ahora nos tocó Chicago, un viaje que desde hace varios meses veníamos planeando un grupo de amigos. Me apunté sin tener ningún tipo de expectativa o haber realizado una investigación de para dónde iba… y esto es raro, porque los que me conocen saben que tanto para Maeno sin el Co como con el Co, planificar es esencial. Sin embargo, esta vez decidí ser espontáneo, llevarme del grupo y arrancar.

Todo viaje es una experiencia diferente, y lo que hace una experiencia memorable es la compañía, sobre todo si tienen cosas en común para poder disfrutarlas juntos. Muchos grupos viajan para conocer monumentos, para ir de compras, para meditar en otro aire, pero nosotros viajamos con una sola meta: LA COMIDA. Por más cosas que conocí y todo lo que caminé, lo que se me quedó en la mente fue todos los platos que probamos, todos los restaurantes que visitamos –y fuimos tan campeones que agregábamos restaurantes para hacer la merienda–. Aquí les dejo un corto listado de los lugares que pude documentar, ya que cuando ponían un plato en la mesa, no podías ni pestañar porque ya había desaparecido.

GIORDANO’S
Dicen que quien va a Chicago y no prueba la famosa stuffed deep dish pizza puede decir que no conoce la ciudad. Como saben que «Pizza» debió ser mi primero, segundo y tercer nombre, inmediatamente llegando al hotel dejamos las maletas y corrimos para Giordano’s. No hay forma de describir el sabor; solo puedo decirles que ese pie completo de pizza con doble corteza y queso en el centro es para caer preso por entrar de forma ilegal a la media isla 20 cajas en el equipaje de mano. Toma 45 minutos en hacerse y créanme, vale la pena la espera. Miren aquí debajo la prueba fehaciente:

PizzaGiordanos

THE PURPLE PIG
Cuando subes una foto a Instagram o Snapchat y todo el vivo que te da un like o un view te escribe “Ve a The Purple Pig”, lo mejor que uno puede hacer es obedecer. Como ocho buenos muchachitos arrancamos para este restaurante, donde nos sentaron en una mesa alta, y ahí empezó la dinámica: su manera de servir me encantó, porque todos los platos son pequeños, y así puedes probar de todo y en cantidades industriales. De todos ellos, mi plato favorito fue el pan de maíz bobota con queso feta, queso Mizithra y miel.

The Purple Pig

1 The Purple Pig
El pan de maíz bobota
2 The Purple Pig
Orejita de cerdo con kale, pimientos en vinagre y huevo frito
3 The Purple Pig
Terrina de pulpo con ensalada de papas y apio

AU CHEVAL
Siempre me quejaba de la gente que cada vez que prueba algo dice: «Esto es lo más bueno que he comido en mi vida» –es lógico que me moleste si lo dices a la hora de almuerzo, lo repites en la cena y ya se vuelve un himno y pierdes credibilidad–. Tomando eso en cuenta, es imposible que si te vas de viaje todo lo que comas sea mejor que lo anterior… pero en Chicago es así. Luego de comerme la ciudad completa, el cierre con broche de oro fue Au Cheval, un lugar famoso por sus hamburguesas. Pequeño, medio escondido, oscuro y para colmo con una espera de tres horas para entrar, pero tiene esa magia que solo la da la calidad y la pasión por hacer algo tan básico de una manera extraordinaria. Las fotos hablan por sí solas, porque yo solo les puedo decir que es memorable.

Au Cheval

1 Au Cheval
Pollo frito a la miel estilo General Jane, con chili, ajonjolí y cilantro
2 Au Cheval
Hamburguesa de queso doble con huevo y tocineta

Tacho de mi lista por conocer una ciudad que muchos creen que solo es viento y pizza, pero para mí fue mucho mas de eso: fue una experiencia gastronómica y cultural, donde aprendí sobre sus edificios y su historia. Lo que te llevas de todo esto, aparte de las libras de más, es poder compartir con un grupo de amigos que se vuelven tus cómplices no solo en la vida, sino también en la mesa.

Me desperté así

Conocí a Le Blanc a través del concurso S.Pellegrino Young Talents, y yo, que soy tan amante de las camisas, quedé impresionado por la calidad de las suyas. Cuando el talento se une con las ganas, esa combinación da mejores resultados que un negroni, y eso precisamente es la fuerza detrás de la marca de moda de Angelo Beato y Yamil Arbaje.

Cuando les pedí una camisa a la medida, no solamente accedieron, sino que también me ofrecieron la posibilidad de hacer una camisa totalmente personalizada. Al decirles que era fanático de la camisa blanca pero que una extravagancia al año no me hacía daño, decidieron trabajar con lino negro y botones de madera –es una combinación de la elegancia tradicional con la frescura tropical, que grita «¡CASUAL!», pero por su color y detalles en piel me decía en secreto «Don Draper»–.

Tres semanas después me presentaron un ejemplar que llevaba un Post-It de Sin El Co como logo. Como podrán ver en las fotos y seguramente me verán en persona, los resultados fueron espectaculares.

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Maenadas

Un día, sentado con un cliente en su oficina, le pregunté que por qué tenía tres agendas de 2015 intactas, faltando 35 días para la llegada de 2016. Su respuesta sincera: «Maeno, estos son regalos del año pasado… y tengo una gaveta llena de calendarios, libretas, agendas y lapiceros, cosas que realmente no uso. Los días no me dan para escribir tanto».

Inmediatamente lo ojos se me pusieron como dos bellugas, y me acordé de aquel episodio famoso de Sex and the City en el que Miranda, triste porque no la habían vuelto a llamar después de la primera cita, no entendía qué había hecho mal y seguía inventando excusas, afirmando que sí la iban a llamar. Al momento de preguntarle a un hombre su opinión de la situación, él respondió con honestidad: “A ti no te van a llamar más; entiende que he’s just not that into you”. Así entendí que por más que quisiéramos, dentro de Maeno&Co no había forma de poder personalizar agendas y libretas para todos nuestros clientes y aliados de la prensa, con la esperanza de que sean útiles y que no los engaveten, como hace mi cliente.

Luego de una noche sin poder dormir, me levanté y grité “¡Eureka!”: ya tenía la respuesta al regalo para todas esas personas que significan tanto para nosotros, y que son responsables de que sigamos creciendo y tratando de dar el mejor de los servicios.

Inmediatamente me reuní con el equipo y les di la idea: todo el presupuesto que teníamos estipulado para los regalos navideños lo usaríamos para comprar juguetes para los niños de las fundaciones con las que hemos estado trabajando en los seis años de la empresa.  De ahí nació La Chimenea Maeno&Co; cada cliente o allegado recibirá una tarjeta que explica que hemos hecho en su nombre un regalo para un niño St. Jude, el Voluntariado de la Plaza de la Salud o la Asociación Dominicana de Rehabilitación.

Entendía que solo enviarle los regalos a los niños era muy frío, y no se identificaba con el ADN de todo el equipo Maeno&Co. Por esto decidimos agregarle corazón a la cosa: llamamos a nuestros amigos de CCN, quienes a través de Juguetón nos permitieron ir una mañana con todos los niños para que cada uno pudiera escoger su juguete, compartir con Santa y compartir su historia. Nuestra misión era buscar que olvidaran sus problemas durante al menos un minuto, hacerles sonreír  y brindarles juguetes y una experiencia divertida que les permitieran seguir teniendo la ilusión que todo niño se merece.

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Así transcurrió nuestra Chimenea, cargada de emociones y de todo el amor que cada uno de nosotros pudimos dar. Nos unimos para hacer felices a personas que nos demuestran cada día que muchas de las situaciones que vemos como catastróficas no tienen comparación al lado de las esperanzas de un niño con cáncer que no ha terminado su tratamiento de radiación, la fortaleza de un pequeño que no puede sonreír por causa de una condición maxilofacial, o la fuerza de aquella niña que no puede caminar, pero su sonrisa y energía se mueven por ella. Fue un encuentro verdaderamente memorable, y que marcará la vida de muchos de nosotros.

Estas navidades, quienes reciban una tarjeta de parte de Maeno&Co no se verán en la necesidad de engavetar una libreta, sino que sabrán que su regalo llenará de momentos felices las 365 hojas de la agenda de un niño.

Fotos: Alejandro Núñez Frómeta | Vídeo: FotoRuido