¿Acaso no estamos todos en la peor forma de nuestras vidas? Yo no sé si lo estoy, pero sí puedo asegurar que lo siento. Luego de trece días trancado, nunca me había hecho tanta falta un gimnasio, y aunque muchos me dieron el consejo de comer brócoli en mis días de «no sabor», ese no ha sido el caso ni mío ni el de Will Smith. El 2 de mayo el actor subió una foto diciendo: «Voy a ser honesto con todos ustedes, estoy en la peor forma de mi vida». En ese momento empezó el fenómeno. Una oración sencilla, sin hashtags y sin mentions, posando frente a un árbol de hojas caídas, haciéndole honor a sus pectorales.
Muchos pensarían –yo incluido– que la foto tendría muchas críticas negativas, como: «Aquí viene este, atento a que tienes diez libras de más a decir que está feo. ¡Hay gente muriendo!». Pero no fue así, todo el mundo se identificó con él. Los gimnasios tuvieron cerrados un buen tiempo y después de las escuelas, ha sido una de las industrias que más ha sufrido. El aumento del sedentarismo, lo que yo llamo «de la cama al sofá y del sofá a la cama» fue el cardio de muchos y a eso súmale el pan con guineo y el pan sin guineo. Will le habló a millones de personas que se sentían igual que él y conectó. Pero ¿cuál era su objetivo… simplemente compartir su estado físico? Pues no.
Dos días más tarde subió un boomerang, donde ya sí nos enseñó casi todo. Aquí no había abrigo abierto, sino el esplendor de todo su cuerpo y un pie de foto que decía: «Este es el cuerpo que me ha cargado durante toda una pandemia e incontables días yendo a la cocina. Amo este cuerpo, pero quiero sentirme mejor. ¡Se acabaron los bizcochos de la medianoche… ahora es! Voy a ponerme en la mejor forma de mi vida. Me asocié con YouTube para recuperar mi salud y bienestar. ¡Espero que funcione!». Y aquí, damas y caballeros la razón de todo: un contrato de trabajo para incentivar a otros, pero sigue siendo un contrato. Mientras más libras vaya bajando y las vistas subiendo, más dinero irá entrando a su bolsillo. Pero ojo, esto no tiene nada de malo; al contrario, lo que quiero es aplaudir por la forma magistral en que lo hizo, y darles a ustedes los tres pasos necesarios si quieren unir su realidad con su trabajo. Empecemos:
[1] Planta la semilla
Él no etiquetó a nadie en su primera foto. Es más, él fue directo al grano. Un mensaje claro. La vida es una historia y ahora todos los que tenemos una red social somos los escritores de ellas. Si tienes un nuevo objetivo o propósito, tienes que empezar a hablar de él. No ir de inmediato a decir que ya vas a sacarle dinero al asunto. Si lo haces, inmediatamente pierdes la credibilidad.
[2] Apela al corazón
A los dos días, luego de que el internet explotó y Will tenía a todo el mundo hablando de él, ¡boom!, ¡la noticia! Sacó otra foto, esta vez enseñando mucho más y empezó apelando al agradecimiento. Agradeció a su cuerpo, explicó que lo mantuvo parado toda una pandemia. ¿Para qué? Para que la gente no le diga mal agradecido o que miles de personas no están hoy –fit o no fit— para poder agradecer nada. Luego que conectó, la gente empezó a amar su cuerpo (yo le di besos a mis brazos). Ya que estábamos metidos en la historia… la noticia: «me asocié con YouTube»; al momento de tu leer eso, es exactamente lo que querías: poder seguir conociendo su historia y, es más, hacerla con él.
[3] No todo es sobre ti
Tilda Swinson, en su papelazo de «El Anciano», le dice al Dr. Strange algo que me marcó para siempre, a él y a mí: «No es sobre ti». Cuando entendemos que el mundo no se trata de nosotros, sino de un colectivo, todo hace sentido. Will empezó a compartir imágenes de personas que se inspiraron por su historia, que empezaron a recrear su icónico boomerang e hizo el hashtag #bigwilliechallenge. Aquí el círculo de crear buen contenido se cierra y brilla. Y la serie de YouTube ni siquiera ha empezado.
Vemos muchos talentos, profesionales, influencers, genuinfluencers asociándose con marcas que aman, me consta; pero no crean una historia alrededor de ella. Recuerda que, si ya te decidiste a compartir parte de tu vida en las redes, hazlo para que tu comunidad entienda y conozca las cosas que te gustan. De esa manera sienten que tienen algo en común contigo y ahí empieza la conversación. Soy feliz cuando me etiquetan tomándose un negroni, cuando me mandan un Lego que acaba de salir o mejor aún, cuando ven un artículo que habla de algo que dije en una Maenada. Eso, para mí, es endorfina.
Portada: Giordani García