Me desperté así

Tenía cinco años con mi vehículo, un todoterreno Volvo XC60, y sentía que ya era hora de hacer un cambio. Miren: yo fui a seis dealers locales buscando un modelo de todoterreno mediana que tuviera todo lo que yo buscaba… y no encontré nada que cumpliera con todos mis requisitos locos.

Y ahí fue que, en un ataque de pero-vamos-a-ver, pasé por el showroom de Volvo. El Cupido de las ruedas hizo su trabajo: fue un tema de amor a primera vista con la versión 2020 de la XC60 en su versión full.

¿Por qué renové mis votos con Volvo? Para explicarles responsablemente: la marca, a través de su distribuidor local, es cliente de mi agencia de comunicaciones. Sin embargo, yo compré aquel primer Volvo cuando MARTÍ todavía no era parte del portafolio de Maeno&Co, y ya en esta segunda ocasión tenía toda la libertad, independientemente de ese vínculo comercial, de buscar una marca que se ajustara a mis necesidades actuales. Yo soy partidario de siempre probar cosas distintas, porque uno no sabe dónde se puede encontrar con un nuevo favorito. Y sin embargo, ningún vehículo disponible en el mercado local superó la increíble propuesta del nuevo XC60. Yo de verdad siento que, en materia de exquisitez de diseño y de pensar en la naturaleza humana, nadie se esfuerza tanto como esos suecos. Por un tema cultural, ellos creen en la democratización del bueno diseño, y en esta marca insignia eso es más que notable.

¿A quién más se le ocurre tener un espacio dedicado para las etiquetas de valet parking, sabiendo que todos vivimos en la Luna y se nos viven perdiendo? ¿A quién más se le ocurre crear una lanilla especial para limpiar con eficacia el panel de navegación, con instrucciones incluidas directamente sobre la tela para que queden a prueba de despistados? También es increíble ver cómo el vehículo me protege de mí mismo: me echa boches si cambio de carril sin poner la direccional y me notifica cuando hay puntos ciegos al dar reversa. Encima de eso viene con el sistema de audio más hecho-para-humanos que he presenciado en mi vida: es un equipo Bowers & Wilkins que ofrece sonido envolvente, pero que milagrosamente altera las leyes de la física para ofrecer huecos sonoros muy necesarios. ¿A qué me refiero? A que aun con la música alta el conductor y el pasajero pueden escucharse perfectamente al conversar, sin necesidad de subir la voz. Es casi como magia.

A mis cuatro años, me sentía abrazado y protegido por el carro Volvo de mis padres. Hoy, ya de adulto, me pasa lo mismo.

Yo digo que cada quién debe hacer un auto-análisis para reconocer lo que lo hace feliz y vivir buscando esas cosas. En mi caso, a mí me llena el poder estar rodeado de un alto nivel de diseño, tanto a nivel de experiencia de usuario como a nivel estético. Este vehículo ofrece mucho en ambas categorías: primero, uno se siente entendido ahí dentro, porque esos genios de Gotemburgo se pusieron a calcular y anticipar cada movimiento que uno hace al conducir. Segundo, no se imaginan la belleza del tono del color de piel del interior y el contraste que hace con los grises de dentro y de fuera. ¿Y la bellísima madera del tablero? Viene de árboles rescatados de las costas escandinavas —no talados, por temas de sostenibilidad—. Yo siento que estoy dentro de una obra de arte altamente funcional, y que aparte me ayuda a mantenerme calmado y contento dentro de la agitada realidad de las calles dominicanas. Pocas marcas de automóvil pueden hablar de un diseño tan humanamente agradable como la Volvo.

Pero, es más, vámonos aun más lejos: yo tengo un vínculo emocional muy grande con la marca. A los cuatro años a mi papá, como parte de su carrera diplomática, lo asignaron a Argentina. El vehículo que teníamos allá era un Volvo 940 Turbo, y todavía hoy recuerdo nuestros viajes por carretera hacia Chile, Paraguay y el interior del país. Yo era un chin de gente, y me sentía feliz en el asiento trasero, a pesar de todos los hoyos que había en el camino a Chile. Me sentía abrazado y protegido por el carro. Nosotros nos enamoramos tanto de ese carro que, al retornar a República Dominicana, vino en la mudanza. Hoy ya de adulto, en una situación totalmente diferente y casi con seis pies de altura, sigo sintiéndome abrazado y protegido por mi Volvo.

Fotos: Nelson Michel

Me desperté así

Conocí a Le Blanc a través del concurso S.Pellegrino Young Talents, y yo, que soy tan amante de las camisas, quedé impresionado por la calidad de las suyas. Cuando el talento se une con las ganas, esa combinación da mejores resultados que un negroni, y eso precisamente es la fuerza detrás de la marca de moda de Angelo Beato y Yamil Arbaje.

Cuando les pedí una camisa a la medida, no solamente accedieron, sino que también me ofrecieron la posibilidad de hacer una camisa totalmente personalizada. Al decirles que era fanático de la camisa blanca pero que una extravagancia al año no me hacía daño, decidieron trabajar con lino negro y botones de madera –es una combinación de la elegancia tradicional con la frescura tropical, que grita «¡CASUAL!», pero por su color y detalles en piel me decía en secreto «Don Draper»–.

Tres semanas después me presentaron un ejemplar que llevaba un Post-It de Sin El Co como logo. Como podrán ver en las fotos y seguramente me verán en persona, los resultados fueron espectaculares.

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Me desperté así

Hace alrededor de un mes se nos acercó a Maeno&Co la Fundación St. Jude, que trabaja para facilitar ayuda médica a niños afectados con cáncer, para buscar juntos una estrategia para recaudar fondos. Normalmente, cuando un cliente nos llama mi cabeza empieza a dar vueltas, y en el equipo quemamos par de neuronas y hacemos una mega-presentación. Pero resulta, y esto creo que ni el cliente lo sabía, que como le pasa a muchos profesionales de la creatividad de vez en cuando, en ese momento yo estaba nulo de ideas. Sin embargo, sentado en la sala de espera para entrar a la reunión me vino el ángel así como le vino a María, pero el mío venia con otra noticia: haz una colección de camisetas ideadas por ilustradores locales, para que así todo el que quiera ponerse su tichercito bonito sea no solo fashion, sino también fashion responsible.

De ahí salió la Jude Collection, una propuesta cápsula de seis camisetas donde sendos artistas locales expresan a través de su lápiz el significado de ayudar a los demás. Poteleche, Angurria, Ana rima con banana, Freddy Jana, Willy Gómez y Karla Peña, cada uno con su estilo particular, ideó un diseño que seguramente iba a gustar en un rango variado de públicos y edades.  

Poteleche, en una camiseta patrocinada por Volvo, se inspiró en «celebrar la vida y la niñez, con un dibujo que representa la alegría que queremos que los niños siempre mantengan». Ana rima con banana dejó a un lado sus emblemáticos mujerones con piernas de 10 metros para incluir en su diseño todos los públicos posibles; me dijo que se inspiró en la idea de que todos pudiéramos sentirnos como santos, aportando a la causa. Con todos los personajes incluidos en su camiseta, patrocinada por Hyundai, la idea es que cualquiera pudiera sentirse identificado. Angurria, por su lado, llevó un mensaje simple a través del poder del lettering: «Correr te hace bien; ayudar te hace mejor». Esa camiseta, patrocinada por Banesco, la entiende hasta un gallego.

Armado de esas tres camisetas, de las seis disponibles, me tiré a Gazcue para esta entrada de ModaMaeno. Para los que quieran comprar una de estas tres o de las tres restantes, pueden adquirir sus camisetas hasta el 14 de noviembre en cualquier sucursal de Farmacia Los Hidalgos o en un stand que tiene la Fundación en Ágora Mall; la versión en algodón cuesta RD$600 y la versión Dri-FIT está a la venta por RD$1,200.

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La camiseta ideada por Poteleche
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Todos los santos de Ana rima con banana
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Los Redvine/H series de Blenders Eyewear, disponibles en Merci
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La huella que más ayuda, diseñada por Angurria
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Sirviendo arquitectura y naturaleza en Gazcue
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Justin Bieber, salte de este cuerpo: aquí pueden ver los Dropstep que compré en Adidas Sambil.

Fotos: Alouette Photo by Alondra Ángeles 

Me desperté así

¿Ustedes han oído a esas personas que dicen que no les gusta que les inviten a fiestas donde hay que complicarse? En mi mundo esa es una persona non grata, porque una de las cosas que más disfruto es crear toda una producción alrededor de un concepto, y si encima de eso termina en un disfraz, eso es el equivalente a darme un pote de Nutella cero calorías.

Aquí les tengo un ejemplo: unos buenos amigos, Javier Fernández e Ivana Bogaert, se casan en unas semanas, y el tema de una de sus despedidas era recrear un personaje de los 90. Al principio se oye fácil, porque muchos estamos acostumbrados a vestirnos de alguna época, pero esto fue diferente: era  escoger una persona y recrearla en ese momento de la historia en la que honestamente los hombres como que no invertían mucho en estilo. Sin embargo, busqué la forma de hacer lo que mas me gusta: producir.

Siempre que quiero cualquier cosa de cualquier época –o mejor dicho, siempre que quiero lo que sea– acudo a La Doña del Moño, alias mi mamá: ella tiene el don de guardar, y no solamente eso, también de cuidar. Cuando le dije que me iba a disfrazar de Michael Jackson, inmediatamente abrió gavetas y de ahí empezó el rey del pop a coger color –o mejor dicho, a perderlo–. Luego de definir el personaje llamé a Cromcin Domínguez, la diseñadora que hace todos los vestuarios para las producciones de Maeno & Co, y le mandé todas las referencias de la chaqueta que quería. Para variar, la hizo a la perfección. Al entregármela sabía que tenia que volver donde La Doña del Moño para accesorizarla: en ese momento me sugirió agregarle una aplicación en la manga derecha, y un broche con 14 monedas doradas que colgaban de mi hombro derecho, y al cual le debo un dolor de espalda que duró 14 horas –una hora por moneda–. A todo esto le agregamos unos famosos aviadores Carrera de la época.

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Mi broche asesino de 14 monedas con los Carrera & Carrera Porsche Design aviators vintage

Ya con el atuendo listo caigo en la cuenta de que esto ha cogido un nivel de producción que debe ser compartido y disfrutado por más tiempo de lo que dura una fiesta, así que arranqué a conceptualizar un «hair-and-makeup pre-drinks» en casa. Ahí invitamos a  Carlos y Michèle, a Mariano y Crystal, así como a los padres de #MonbebeMilo, antes conocidos como mis vecinos Nassim y Mónika.

Cuando juntas gente que quieres, te pones a brindar con El Catador y para colmo hay maquillaje de Cary Michelle y peinado de Camelia Almonte para entrar en personaje, definitivamente… you remember the time.

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Ramón Emilio de Puff Daddy junto al Rey del Pop (o sea, yo)
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Todos pensaran: «¿De dónde sacó Ramon Emilio ese abrigo de pelos? Pues les cuento que estaba en su clóset, ya que era de su papá. Completó el look con cinturones de La Doña del Moño.
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Mónika y Nassim como Maude Lebowski y The Dude de The Big Lebowski
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Crystal y Mariano como Trinity y Neo de The Matrix
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Carlos como el Zack Morris de Saved by the Bell y Michèle como la Cher Horowitz de Clueless
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Todos en personaje
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Brindando con un Chateau St. Michelle Riesling y un D. Pedro Albariño (ambos disponibles en El Catador).
Me desperté así

Un día en teoría tiene 24 horas, pero en la vida de muchos de nosotros parecen más. Hay que tratarlas como si fuesen infinitas, y sobre todo hacer magia con los minutos para poder dividirte en los compromisos: resulta que nosotros los que hacemos eventos tenemos que ir a los de trabajo y a los que nos invitan, y encima de todo parecer que estamos frescos como una lechuga y que todo está bien. ¡Dime rápido, Harry Potter!

Es por esto que hice este primer ejercicio, sencillo, y algunos pueden pensar que un poco cliché, pero a mí me funciona mucho: una camisa blanca y unos jeans. Con estos dos elementos puedes agregar o quitar, y puedes ir a cuatro actividades diferentes en la misma semana, sin verte igual. Espero que les sirva… aunque sea para reírse.

[LOOK 1]

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Agregas una chaqueta oscura y le das el toque subiendo un poco el ruedo del jean, a lo “rudimentario”.

[LOOK 2]

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Si es un día tranquilo, de día completo en oficina y quieres estar cómodo pero no asustado por si te llaman a resolver algo en bola de humo, intenta con un look descomplicado pero con un toque diferente, cortesía de mi nueva obsesión, los zapatos High Road to Taos de Del Toro.

[LOOK 3]

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¿Hay evento en la noche y quieres darle un toque formal? Agrega corbata y chaqueta, y listo.

[LOOK 4]

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¿Me voy para la playa un viernes a las seis de la tarde y no quiero perder tiempo ni siquiera parándome en la casa para ponerme las bermudas? Remangue el jean más de la cuenta, póngase sus “boat shoes” y un sombrero, y coja carretera.